N DANIEL 10:12-13, él describe como dispuso su corazón en entender más a Dios y humillarse, despojarse de sí mismo delante de Dios. Esto lo hizo a través de la oración, de la comunión con nuestro Hacedor.
Él, como la mayoría de las personas, ponemos nuestras peticiones, consultas y más delante de Él. Pasaron más de tres semanas y él no recibía respuesta, a pesar de que sus oraciones estaban delante de Dios todos los días, continuamente.
Relata la Biblia que veintiún días después, se le apareció un ángel de Dios, se presentó con él y le explicó luego la razón por la que no había obtenido respuesta a pesar del clamor de Daniel.
¿Cuántas veces hemos descuidado la oración porque Dios “Dios NO contesta”? Las probabilidades de que espíritus o potestades de maldad estorben a la respuesta de Dios son altísimas de acuerdo a la explicación que da el ángel a Daniel.
Satanás sabe que si dejamos de clamar a causa de nuestra impaciencia, saldrá ganador y nos quedaremos sin la bendición de nuestro Padre Eterno; sin la respuesta favorable de nuestro Dios ¡He ahí la importancia de perseverar y orar de forma continua! (1ª Tesalonicenses 5:17).
Satanás se opone y resiste fervientemente a la respuesta favorable de Dios, por el clamor de sus hijos y de aquellos que lo buscan inagotablemente.
La explicación del ángel Gabriel no hay que pasarla por alto. Desde que Daniel inició su oración, su plática con el Señor, Dios ¡Respondió!; pero hubo una lucha feroz entre las huestes de maldad, uno quien la Biblia describe como el Príncipe de Persia, una potestad fuerte contra el ángel. Tan cruenta fue la batalla por evitar la respuesta de Dios, que duró veintiún días hasta que Miguel, uno de los principales Príncipes de Dios, intervino y apoyó a Gabriel para que pasara y llevara la respuesta del Todopoderoso al varón muy amado (Daniel 10:12-13).
La batalla que se libró desde el principio fue dura, tanto que, como se dijo anteriormente, el ángel tardó 21 días en llevar la respuesta. La Biblia narra que dicha batalla no había terminado. Gabriel tenía que volver para pelear en las regiones celestes del Medio Oriente (Daniel 10:20-21).
Lo que sucedió siglos atrás en tiempos de Daniel, sucede aún hoy, en pleno siglo XXI. El apóstol Pablo, en su carta a los efesios describe con detalles esta verdad: nuestra guerra no es contra seres humanos, contra nuestro vecino del lado, contra personas sino, contra potestades malignas, potestad diabólicas, demonios que buscan destruir y arruinar a la humanidad (Efesios 6:12)
Dichas huestes de maldad impiden, luchando fieramente contra la respuesta favorable de nuestro Dios. Ellos hacen que tarde semanas, meses o hasta años.
La respuesta a sus oraciones ya fue dada; pero hay estorbos malignos que hay que eliminar primero. Usted lo puede hacer orando, orando sin cesar, en todo tiempo. Por favor, véase los siguientes pasajes de las Escrituras (1ª Tesalonicenses 5:17; Lucas 21:36; Efesios 6:18).
PIDAMOS EN EL NOMBRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
Recuerde que, todo lo que pidamos a Dios en oración, debemos hacerlo en el Nombre que es sobre todo nombre: Jesucristo.
13 Y todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo 14 Si algo piden en mi nombre, yo lo haré. (Juan 14:13-14)
Muy importante el siguiente pasaje de las Escrituras:
23… De cierto, de cierto les digo que todo cuanto pidieren al Padre en mi nombre, se los dará. 24 Hasta ahora, nada han pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. (Juan 16:23-24)
Jesucristo NO miente, será hecho. Jesús habla afirmando lo que sucederá si pedimos en su nombre al Padre, a nuestro Padre Eterno. Es mentira de Satanás hacernos creer que Dios no responde. Lo que no dice es que sus demonios, fastidios de nuestro espíritu, luchan por evitar las respuestas a nuestras oraciones.
PORQUÉ ES IMPORTANCIA DE TENER FE
Si no hay fe en nuestras oraciones (Mateo 21:21-22), es difícil o imposible que obtengamos lo que deseamos. Dios responde aquellas oraciones que se hacen creyendo que se recibirán. A Dios solo lo movemos con fe, ya que de esa manera le agradamos cuando nos acercamos a Él (Hebreos 11:6)
Los hombres y mujeres del antiguo tiempo recibieron de Dios por su fe en Él. Muchas personas de la actualidad también han recibido sanidad, nuevos empleos, ayuda en casos de angustias, protección y muchísimo más por haber puesto Fe en sus oraciones, ese ingrediente con el que agradamos al Dios Todopoderoso, a nuestro Padre Eterno.
Jesús, una y otra vez enseña que si tenemos fe y no dudamos… ¡Será hecho! (Mateo 21:21) Por favor, no lo olvide.
AYUNO Y ORACIÓN PARA TIEMPOS CRÍTICOS Y DIFÍCILES
Hay momentos difíciles para una persona, para una ciudad o para toda una nación. En tiempos de guerra, de desastres naturales, existe, por lo general, mucha solidaridad, sobretodo, unidad.
Además de ello, existe mucha oración y en muchos casos, la oración acompañada por el ayuno.
Daniel, en tiempos del cautiverio en Babilonia, a pesar de haber tenido la segunda posición en el reino después del rey, había tribulación en su espíritu a causa de que ha se habían cumplido los setenta años de cautiverio profetizados por el profeta Jeremías (Daniel 9:2; Jeremías 25:11) y aún estaban en tierra ajena ¿Qué pasaba?
Eran tiempos de Darío (521-486 a.C.), rey de Media que gobernó a los caldeos. Daniel, a causa de esa tribulación de corazón, volvió su rostro a Dios en oración y ruego, haciéndolo en ayuno y también dice que en cilicio y ceniza (Daniel 9:3).
Era tal su angustia de espíritu por salir de una tierra ajena y volver a su tierra natal en Jerusalén. No bastaba solo orar, también ayunó. Es muy importante para enfrentar determinadas situaciones.
La preparación de nuestro Señor Jesucristo para empezar su ministerio en la tierra incluyó el ayuno en sus oraciones con su Padre. Solo de esa manera podía iniciar y terminar con éxito la misión de salvar y liberar a la humanidad de las cadenas de la esclavitud del pecado y la maldad.
En cierta ocasión, los discípulos de Jesucristo no pudieron sacar al demonio de un joven (Mateo 17:14-21). Era más fuerte y testarudo que otros que habían sacado.
Los Evangelios describen que dicho demonio ya había sido reprendido y nada. Jesús regañó duramente a sus discípulos, primero por su poca fe (Mateo 17:17; Marcos 9:19) y luego, aprovechando la oportunidad, enseñó que dicha clase de demonios no salen de forma fácil y ya, solo con oración y ayuno (Mateo 17:21; Marcos 9:29).
Para obtener la respuesta de Dios, Daniel oró y ayunó hasta verla. Por ello, la potestad con el que se enfrentó Gabriel en las regiones celestes del Medio Oriente, resultó ser muy poderoso. El ayuno y la oración de un hombre permitieron que dicha potestad fuera sacada del camino con la ayuda del poderoso Príncipe de Dios, Miguel, quien llegó en apoyo al ángel para llevar la respuesta al siervo amado de Dios. A pesar de que los ángeles son poderosos en fortaleza (Salmos 103:20) existen demonios fuertes que solo la oración, acompañada del ayuno, pueden sacarlos de circulación.
¿Por qué ante Jesús, los demonios temblaban de miedo? No era solo porque era Hijo del Altísimo Dios, sino porque su costumbre de orar y ayunar era continua. Su presencia irradiaba una
fortaleza temible contra las huestes de Satanás. Tomemos su ejemplo y pongámoslo en práctica. La respuesta de Dios no tardará meses o años, la respuesta vendrá en menos tiempo.
Por favor, solo acuérdese de lo que Jesús le dijo a Marta cuando su hermano Lázaro había muerto 4 días atrás y todo parecía podrido y perdido:
40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? (Juan 11:40)
¡Aférrese a esas palabras!